Fotografía en el portal.

Dejaste la mirada allí, retenida bajo el portal, esperando a que se ella se diera la vuelta. Corría el aire, caía la lluvia fina con sabor de noche nueva, que apenas te calaba en la ilusión, paseaban nocturnos viandantes a paso ligero, como si no quisieran aparecer en la fotografía que protagonizabas.

Seguías mirando, absorto e incrédulo al sentimiento que, de nuevo aparecía absurdo en una noche inesperada. Mirabas con la esperanza eterna del inocente, pausando cada segundo en un intento de finalizar la rotación de la tierra.

Mirabas y mirabas. Miraste. Porque nunca se dió la vuelta para regalarte el beso que tan enorme contexto hubiera merecido.

Al día siguiente todo sería silencio y olvido.

Algún día

Algún día, espero, te darás cuenta de las muchas cosas que hago por ti. Algún día, incluso, te darás cuenta de las muchas cosas que no hago por ti. Y algún día, finalmente, te darás cuenta de que las segundas costaron mucho más que las primeras

fuerteventura

A las nueve y cinco llego al restaurante, tengo una mesa para uno perfectamente colocada. Ella ha colocado los cubiertos de tal forma que cuando me siento me quedo mirando la ventana, el monte, la calle. Pienso que lo ha hecho para que no me sienta solo cenando. Incluyo en mi propina el deseo de que ella no tenga que cenar sola si no es porque quiere

semanario de la vida

Todas las vidas tienen su lunes, donde lo ves todo negro, difícil,
lagrimando entre sombras sin perspectiva ninguna

Todas las vidas tienen su martes, donde, acomodado aun en la tristeza,
te sorprendes porque sigues en pie, a pesar de todo.

Todas las vidas tienen su miércoles, donde el vaso está medio vacío
y, sin ceder a ilusiones , rechazas asomarte a ellas.

Todas las vidas tienen su jueves, donde un vaso medio lleno te avisa
de que lo bueno está justo delante y, bajando las defensas, esbozas una prenatal sonrisa

Todas las vidas tienen su viernes de vasos llenos, de medallas al valor,
donde miras henchido aquel lunes difícil que necesitaba el héroe que finalmente has sido.

Todas las vidas tienen su sábado, donde es hora de beberse el vaso ilusiones otrora atisbadas,
y ya no eres héroe sino Dios, y de tanto disfrutar se te olvida que hubo un lunes, siquiera que habrá domingo

Porque, sí, todas las vidas tienen su domingo, en el que sostendrás en tu mano un vaso vacío para recordar lo hermoso que fue cada paso en el camino,
y te verás aconsejando a un lunes que no te creerá por senil,
o animando a un miércoles a que confíe en la otra mitad del vaso.
Y no serás ya Dios sino profeta,
porque estarás cansado y viejo para convertirte en viernes
y ningún sábado será nunca ya como el primero

Los dos tan juntos sin saberse

Los dos escuchando la misma canción perfecta, cerrando esos ojos que nunca se han mirado, terminando la película que siempre se ponen en estas fechas, los dos pensando en la nieve dejando huellas de pisadas no dadas aun.
Los dos recordando ese primer amor que nunca defrauda pero que no es realmente el primero, sonriendo nombres grabados en bancos de madera del parque, o en árboles propietarios de la sombra de largos besos.
Los dos pensando en que será la suerte, será la pereza de la edad, será que no salgo tanto, será que no me atrevo, será que no es el momento, será que no es el lugar. Será que no es él, será que no es ella.
Los dos tan juntos sin saberse.
Todavía.

ignorabas

Recorrías la calle inmersa en tus pensamientos, abrazando tu abrigo en las solapas, ocultando un cuello aterido y sin bufanda. Ignorabas los escaparates que recordaban la lluvia de ayer. Ignorabas a los viandantes que iban a ninguna parte, entre los que me encontraba.
Yo, que hubiera sido tu bufanda, tu abrigo, tu pensamiento y tu calle, te hago existir a pesar de todo

vaya

Dentro de ese cuerpo mínimo cabe esa sonrisa esperanza despistada, esos ojos lenguaje sutil, esa mano cesta de caricias, esa boca lago de besos.
Y todo dentro de ese cuerpo diminuto que resulta universo.
Qué ceguera no verlo

una pena…

Antes se esperaba en el portal con nervios, sin atreverse a llamar, minutos que eran horas sin saber qué hacer. Hoy actualizamos el facebook y el Instagram, minutos que son segundos.

Hemos perdido los nervios del amor

un día fuiste

Un día tuviste esos ideales que hoy se aquejan del reuma de los compromisos; tuviste sueños que hoy se derriten al sol de una cínica resignación que alimentar; luchabas, recuerdas, contra injusticias que ahora son solo molestias de telediario y de tertulia.
Un día fuiste otro, buscabas ballenas míticas en el mar, o gigantes vencidos que ofrecer a una dama.
Un día fuiste, en realidad, el mismo que eres ahora, pero sin la excusa del devenir de los acontecimientos, sin la melancolía de que nunca viste ninguna mítica ballena y sin las derrotas frente a molinos que son damas que si existieron pero no eran como soñaste