Porque no esperas, ni avisas, nunca eres invitado, te cometes, te repites, te duplicas en la misma piedra.
Porque te vistes de imperdonable, imprevisible, inaceptable, otrora minúsculo, despreciable, colateral.
Eres diferencia en matemáticas, desviación en física, y explosión en química; grito entre palabras, silencio que no sabe y enunciado a destiempo; hache sin grafía, doble consonante al final de palabra o minúscula después de punto.
Pero solo tú colocas en su sitio, te reconoces, rectificas a tiempo, propones otro ensayo, reordenas el caos, humanizas a los dioses, descabalgas generales y destronas reyes.