Un ruido les impedía encontrarse, una extraña mezcla de interrupción y onda sonora disfuncional corrompía su comunicación. En realidad no sabían si estaban lejos o cerca, «la distancia puede resultar un concepto relativo» pensaron a la vez. Ese pensamiento sincronizado por el azar o el destino [No discutamos sobre ello ahora] habría sido un estupendo punto de partida.
Él, más tranquilo paciente y solícito reunió datos, información, conocimientos adquiridos en pos de la eliminación total del molesto e incómodo asistente de funeraria que impedía volver a reiniciar su conocimiento de ella.
Ella, nerviosa, intranquila y más inteligente, decidió combatirlo desesperadamente. Salió de sus paredes de cristal y desencanto y comenzó a gritar su nombre por el mundo. «Tiene que estar cerca» , segundo pensamiento que surgió a la par. [El azar va perdiendo el partido].
Pasaba el tiempo, rápido para ellos, lento, colosal, dinosaurio para el resto del cosmos.
Era más bien un espectro insondable, un duende maligo, un súcubo regresado de otro día del mismo espacio; era más bien un completo demonio, un vil invierno, un traje de domingo. Pero para ellos no era más que ruido, interferencia, detención pausada que «no podrá conmigo». [Definitivamente no es azar, es destino]
La antartida se deshiela, y ellos se comunican mucho más y mejor que amantes sudorosos en una tarde sin deseos…
[Los sueños se dejan inspirar claramente (Dr.Faure) por la significación de un pedazo de música escuchado mientras uno está adormeciéndose]