Infinito queda el pasillo
que ya no caminas.
Lejano su final
porque nunca llego a él.
(Y para qué llegar ahora).
Rebotan mis quejas
allá donde intento
llamarte, pedirte
que vuelvas donde me dejaste.
Hacia dónde reiniciarme ahora.
Y es insulto doloroso
(y que nadie se atreva mentarlo)
confundir la ausencia
con un simple echar de menos:
lo segundo es cadena perpetua.
Pena de muerte lo primero