A invasión de recuerdos,
agolpados, empujándose unos a otros,
solicitando atención
reclamando audiencia desconsoladamente.
A vacío indispensable pero absurdo,
frecuentado por moribundos fantasmas repetidos,
cadenas bajo sábanas
golpeando estanterías sin fotografías ya.
A paz con ambulancias,
amaneceres nublados con vientos racheados,
tranquilidad de cementerio
de lápidas con letras de canción.
A penas de chocolate,
licuado con las lágrimas que no existen,
alegrías de cicuta
que de tan repetidas son viejas ya.
A nada y a todo.