Demagogias del lugar es lo de menos

En realidad eran cuatro los reyes que se acercaron a la posada aquella noche famosa. Y fue porque se desviaron de su camino a una recepción oficial.

En realidad llegaron después de un corto viaje, porque estaban de vacaciones pagadas con los impuestos de los orientales a quienes sometían sin demasiada crueldad, todo hay que decirlo.

En realidad cuando llegaron al portal, se encontraron solo con dos pastores, que, la verdad, caminaban por allí y se acercaron para ver qué pasaba. Puro morbo.

En realidad no era un niño sino dos, hembra y varón quienes chillaban ateridos de frío aquella noche famosa. La mula nunca estuvo allí, el buey tampoco. Dicen que había quizá algún cerdo, pero resulta poco verosímil por ciertas obviedades.

La verdad es que no había padre, pues se había ido a por tabaco, henchido de orgullo ante la doble hazaña y algo desesperado por los nervios. No en vano había tenido que atender él mismo a la madre, que tampoco era su mujer, ya que la seguridad social no dispone de medios en noches como aquella.

En realidad no solo no eran judíos sino que se sentían oprimidos por sus alambradas.

La verdad es que la estrella más bien nunca pasaba por allí, temor de chocar con algún Tierra-aire.

En verdad, en verdad os digo, que ni Dios quiere nacer allí.

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