Deja que recorra el cansancio de tus ojos,
heridos de tanto llorar
y coloque sobre ellos el beso del descanso
merecido, justo.
Deja que aplaque tus labios que gritan,
lamentos de tanta razón
y coloque sobre ellos mis ojos que admiran
fijos, siempre.
Deja que silencie tu ira infinita,
colmada de motivos
y coloque sobre ella el amor que tienta
seguro, oportuno.
Y si no te dejas
cambia tus ojos, labios, ira
por los míos
hasta que tú escribas este poema para mí.