Que seguirás las pautas de tu corazón, que dejarás a un lado todo lo que me dijiste al llorar, limpia por cada lágrima llena de razón pero vacía ya de sentido. Que recuperarás ese momento en el que te querías, nunca como lo hacemos todos los que lo disfrutamos haciéndolo. Que tendrás ese momento del día en el que, en la soledad de la ventana, no mirarás hacia abajo, sino al cielo que te promete un futuro. Que volverás a crearte la lista de baladas ñoñas que borraste por los malos recuerdos. Que verás estrellas entre las luces de las farolas, mares en calma entre los charcos del asfalto triste, oasis de palmeras entre los desiertos de tus tardes de domingo. Que por un momento me escucharás como lo hacías antes, mirándome a los ojos, sinceros, admirados. Que no volverás a tapar tu pelo con ese gorro que te pones para que nadie te vea. Que cerrarás el paraguas gris sin corazones para dejar que la lluvia te bese las mejillas. Que tendrás un instante de felicidad cuando escuches tu móvil vibrando por un plan de sonrisas y paseos entre hojas de libros por escribir. Que creerás en ti por encima de todas las cosas, que no tomarás tu nombre en vano, ese nombre al que siempre regreso cuando necesito respirar.
Prométeme que volverás de ese lugar al que no perteneces, porque solo tú te perteneces y todos deseamos que vuelvas a regalarte, haciendo que este lugar en el que te esperamos vuelva a ver amanecer.