Esa almohada ligeramente hundida,
Esa taza de café a medio terminar,
Ese libro abierto en tu lado de la cama,
Esa película de los ochenta en VHS,
Ese hubo fruta en la nevera,
ese fondo de escritorio,
mil tipos de champús,
gomas para el pelo por toda la casa,
Aquellos mensajes bajo imanes de nevera,
Esos libros que nunca leíste,
medicinas para males de otro sexo,
Esas figuritas que no recuerdo qué te recordaban.
Podría seguir.
Pero el más silencioso de los fantasmas es el silencio mismo que has dejado.