Se desliza
como una cascada
imparable, indómita,
la palabra.
Y golpea
con resolución
segura, firme,
la palabra.
Se cuela
como un ladrón
sigiloso, inesperado,
el silencio.
Y apuñala
con precisión
milimétrico, perfecto
el silencio.
Y entre ambos
palabra y silencio,
golpe y puñal,
tu beso
que salva y cura.