La realidad se dibujaba en sus manos, dedos que eran pinceles suaves sobre el lienzo de la piel.
El color se hizo carne y habitó entre los dos.
Y no necesitaron día de descanso.
"Bienvenido a mi casa. Entre libremente por su propia voluntad. Deje parte de la felicidad que trae."
La realidad se dibujaba en sus manos, dedos que eran pinceles suaves sobre el lienzo de la piel.
El color se hizo carne y habitó entre los dos.
Y no necesitaron día de descanso.