Están las personas que son planetas solitarios, por decisión propia o por frío abandono. Están las que tienen a su pareja como un satélite alrededor, girando en torno a su ego. Están las que son el satélite, felices sin vida propia y órbita dependiente. Están las que son el sol de muchas otras, calor que quema pero intocables por castigo. Están las rodeadas de anillos a veces dorados, a veces celdas en realidad.
Y estás tú, universo infinito que puedes elegir qué planeta quieres poseer.