Quiero que la felicidad te conozca, te abrace y envuelva hasta casi asfixiarte, que te posea, te domine, quiero que seas suya sin límites, entregada, toda tú. Quiero que los besos se conviertan en pesados compañeros que no entiendes cómo están siempre ahí. Pegados, adosados a tus lugares preferidos, adheridos también a lugares que desconocías. Quiero que conozcas los abrazos, los de verdad, fuertes, protectores, dulces, mimosos. Segunda piel, segundo abrigo.
Quiero que dejes de ser lo que eres sin ellos, quiero presentártelos, un día, de forma educada. Quiero que formen parte de tu vida, tanto que acaben por ser tu vida misma. Tanto que ya no reconozcamos quién es quien. Besos, abrazos, felicidad, tú.
Luego ya si quieres, después, me lo agradeces y los compartes conmigo.