1. Se manchan las manos que amasan el pan que otros comen. Se mancha el mantel del hilo que otros cosen: en realidad todo es para otro.
2. Tenía que crear algo, pero no sabía qué, así que decidió crearse otro yo que no tuviera tantas estúpidas dudas.
3. De pronto escuchó un beso, pero no era el suyo. Siguió pensando que en realidad, cuando lo fuera, lo sabría.
4. Se encontraron con su otro yo. Y se preguntaron cómo habían llegado a ser tan distintos de lo que pensaban. Se despidieron.
5. El amor descansaba entre los dos de tanto ir y venir. Un día, harto ya, se marchó desperdiciando la oportunidad
6. Resonó su corazón al caer el alba; era el alba nueva cuando resonó por segunda vez, y supo que vivió la noche más silenciosa.
7. Encontraron un mensaje de Dios: «Queréis». Cien teólogos concluyeron que seguiría «conocerme». Mandó el segundo «escucharme»
8. La culpa fue de una mirada, dicen, que le traspasó hasta darle la vuelta. Por eso nunca volvió a saber dónde estaba el norte
9. Nunca ha abierto el cofre que encontró tras muchos años, mapa en mano. Prefiere pensar que el tesoro es todo lo que hay fuera
10. Después de toda una vida juntos hacen balance: no han llegado nunca a conocer el amor, ni han llorado jamás. Descansen en paz
11. «Lo sé. Eres tú. Lo supe desde el primer día. Nunca lo dudé.» Fue decirlo y fracasar.
12. Murió pensando que el mar terminaba en el cristal de su pecera; que su planta era bosque. Murió más feliz que todos nosotros
13. Decidieron comprar unas tijeras para recortar el camino e inaugurar futuros.
14. Harto de ver las hojas siempre inalcanzables, decidió viajar en busca de otoños
15. Decidió escribirle un verso que, de tan esmerado mutó en dibujo que, de tan hermoso se hizo carne que, de tan perfecta, le amó
16. Le dio una linterna a la oscuridad, que siempre estaba muerta de miedo. Por fin pudieron dormir los dos. Sueños artificiales.
17. Le añoraba cada día hablando con su silla vacía. Hay quien jura haber visto a la silla llorar. Yo me lo creo, ¿verdad silla?
18. Discutieron tanto sobre quién quería más al otro que no tuvieron más remedio que divorciarse.
19. La matemática de echarse de menos: cuando a dos le restas uno y te queda medio.
20. Eran dos palabras y decidieron ser poema. Les gustaba su asonancia y falta de ritmo. Hoy son el título de un soneto aburrido.
21. Ya parto. Llegaré al planeta indicado y cumpliré mi misión. Tu tumba, doscientos años después de verte hoy, tendrá una flor. .
22. Escribieron una historia de amor tan grande y especial que tuvo introducción, nudo en la garganta y enlace.
23. Se conocieron en una canción y decidieron ser su estribillo. Ahora viven en los aplausos.
24. Se conocieron justo antes de que terminara el mundo, decidieron que su último beso fuera como el primero.
25. Así que decidió meterse en una caja para que alguien se sorprendiera cuando descubriera su interior (y el de la caja, claro).
El cielo del paladar es disfrutar eternamente de tu dulzura, sin pecado concebida, por los siglos de los siglos, amen.